Mamás Cuervo
- Cyntia Kent
- 15 jun 2015
- 5 Min. de lectura

Existe una fábula titulada “El cuervo y su madre”, en la cual una cuervo hembra tiene a su hijo muy consentido. Este le lleva cosas robadas y valiosas y la madre lo reconoce como una gran acción, lo incita a seguir haciéndolo. El pequeño cuervo sigue robando al mismo tiempo que crece y se convierte en un ladrón con mucha experiencia y conocido por todo el bosque en el que habitaba. Un día el resto de los animales de dicho bosque lo enjuiciaron por el gran número de robos que realizó; su veredicto, culpable, su sentencia, la muerte.
El día de su muerte le concedieron un último deseo, él pidió que dejaran acercarse a su madre. Cuando estuvieron cerca él le sacó los ojos. Cuando acabó le explico al resto de los animales que no sólo él tenía la culpa de sus actos, también la tenía su madre quien nunca le dijo que estaba haciendo mal y sólo lo alentaba a seguir. De aquí el refrán: “Cría cuervos y te picarán los ojos”. Mi madre también me contó una versión distinta en la que Mamá Cuervo pierde a sus hijos y mientras los buscaba decía: “¿Alguien ha visto a mis hijos? Son bellos, con una voz hermosa, de plumas blancas y ojos azules” No los pudo encontrar hasta que habló con una zorra y ésta le dijo que para nada, pero que en esa mañana había desayunado a unos pajarillos con un graznar horrible, plumas negras y ojos obscuros. En cualquiera de las dos versiones encuentro similitudes con lo que observo hoy por hoy en el comportamiento de las madres en la crianza de sus hijos (y también de los padres, aunque en este escrito me enfocaré en la maternidad).
He podido observar este parecido gracias al ambiente escolar de mis hermanos, al cual tengo un vasto acceso debido a que me he involucrado bastante con ellos y lo que sucede en la escuela, y en el que predomina la presencia materna. Prácticamente todos los días se escuchan comentarios como: “Mi hijo no es capaz”, “Yo pago para que el niño saque buenas calificaciones”, “La maestra no sabe nada”, “¿Por qué no le prestan atención especial a mi hijo?” (cabe tomar en cuenta que hay más de 20 alumnos por salón) y otros más que incluyen las menciones a las honorables madres de las maestras y maestros, los recados insultantes por el control de tareas y los comentarios banqueteros similares a los de Mamá Cuervo: “Mi hijo es un santo, él nunca me desobedece en casa, yo no sé porque las maestras dicen que lo hace en la escuela” o “Mis hijos son todos unos caballeritos, todos los días la maestra me felicita” cuando la verdad es que los hijos tienen un muy amplio vocabulario de palabras altisonantes del cual hacen uso de forma constante.
Hasta con los piojos pasa, en serio. Hace ya uno o dos años hubo una epidemia de piojos (no, no llegó a casa de su servidora), en la que se hacía revisión de “cabecitas” (como dicen las “maestritas”) casi diario. Hubo un caso en específico en el que la “mamita” (otra palabrita chocante de las maestras) decía que la nena, que su hijita únicamente tenía piojos en la escuela, que en casa no los tenía. Cuando escuché esto me resultó increíble. Era parecido a que dijera que su hija recogía el ganado de piojos por la mañana en la entrada de la escuela para que pastaran y que por la tarde los dejaba amarrados al barandal de las escaleras para así poder ir limpia a su casa.
O bien, yéndonos a aquello de “Cría cuervos y te picarán lo ojos”, no hay que esperar mucho para saber que los hijos de estas “mamitas” se voltearán contra ellas. Hay niños que les pegan a sus madres y ellas sólo dicen “Papacito/mamacita no te portes así, soy tu mami”. O por ejemplo, hace también ya un par de años me enteré de un caso de unos alumnos de 6° grado de primaria se estaban insultando y entre los insultos estaban (y que mi propia madre me perdone y después me corten los dedos): “A tu mamá le dicen el pastel porque todos le meten el dedo” y “A tu mamá le dicen el camión, porque todos le caben parados”. Para ser honesta la gravedad de lo que sucede se expresa muy bien en estas últimas oraciones.
No sólo encontramos que una crianza en la que se consienta a los hijos y no se les ponga límites genera jóvenes irresponsables, va más allá. Se le pierde el respeto a todo: a la propia madre, a los demás jóvenes, a los profesores, a la educación y en el futuro a la pareja, a los hijos. No sólo no se les enseña nada a los niños con esta forma de crianza, se les muestra como dar una pseudo-educación similar a la que ellos recibieron. Si sus padres no ponen límites ellos no pondrán límites y así será hasta que algún heredero de la cadena se dé cuenta del error.
¿Cómo es que el modelo de maternidad de tipo “Cuervo” se puso de moda? Algunas madres y padres dicen haber sufrido mucho con el tipo de crianza que ellos mismos tuvieron, el tipo de crianza “a la antigüita”. Este modelo de educación era aquel en el que se hacía uso de cinturones y palas de maderas, donde se gritaba si era necesario y donde los regaños se hacían presentes siempre que fueran necesarios. No digo que haya sido mejor que la forma actual, pero tampoco creo que la forma en la que se lleva a cabo la paternidad actual sea la mejor.
Me queda una duda de todo esto con esta ya serían dos dudas de todo esto, por que la anterior era una duda no ¿Cómo no se han dado cuenta las madres de que están haciendo mal? ¿Será la ausencia en la vida académica y personal de sus hijos? No digo que deban de dedicarse únicamente a seguir todos los pasos de sus críos, simplemente habrían de revisar de vez en cuando si hacen tarea, ir a algunas juntas de padres de familia (no por convivencia sino para enterarse aunque sea del material que necesitan para artes), escucharlos algunas veces (escucharlos verdaderamente), hablar con ellos mientras crezcan.
No hay que estar en cada paso, tal vez sólo en cada paso importante, tal vez dar algunos pasos junto a ellos. Muchos podrán decir ¿Qué tanto puedo saber yo de eso si sólo soy hermana mayor? He visto a mi madre hacerlo, somos 4 hermanos y ella madre soltera, los 4 hemos salido adelante. Incluso, para no tomarme a mí misma como única referencia, he visto a algunas madres que trabajan y se toman al menos media hora o 1 hora de su día para revisar tarea y hablar con sus hijos, salen con ellos los fines de semana, tienen un calendario en el que anotan todos sus pendientes e incluyen la presentación de 10 minutos de sus hijos y los materiales para las clases especiales.
Soy de la opinión de que si van a tener hijo, estén dispuestos a criarlos. No sólo salen de la barriga y van solos por la vida, hay que acompañarlos. No seamos cuervos, somos seres humanos, hagamos las cosas como lo que somos entonces.
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